Borregos Damara: Estos resistentes borregos, que dondequiera que se presentan causan sensación, están en peligro de desaparecer en nuestro país por falta de difusión.
Entre el inventario ovino mexicano, existe una raza que en cada feria o exposición que se presenta llama la atención de los asistentes por dos atributos físicos: su cornamenta y la forma sui generis de su cola.
A estos singulares atributos físicos se suman otros, como su gran rusticidad y resistencia, ya que por ser nativa de África, puede sobrevivir en entornos hostiles, con malas condiciones nutricionales y de carencia de agua, además de que alimentarla es bastante económico, ya que su patrón alimenticio es muy parecido al de la cabra, pues consume hierbas, arbustos y pastos nativos.
Otro atributo de este animalito es que «no es enfermizo» ya que es bastante resistente a la mayoría de las enfermedades que afectan a los ovinos (presenta un alto grado de inmunidad) y muestra buena tolerancia contra distintos parásitos internos y externos.
Por si todo lo anterior fuera poco, las hembras tienen actividad ovárica durante todo el año y muestran altos porcentajes de fertilidad (un parto cada 8 meses en promedio) y son muy prolíficas ya que alcanzan la madurez sexual a los 6-7 meses de edad. Además los machos, por ser fuertes y potentes, con un animal basta para «cubrir» un hato de 100 a 150 hembras en 90 días.
Y teniendo en cuenta estas singulares, llamativas y ahorrativas características, es difícil creer que este borrego corra el riesgo de desaparecer del suelo azteca por falta de… difusión.
¿QUIÉN ES, DE DÓNDE VIENE Y CÓMO LLEGO?
Nos referimos a los borregos Damara, raza originaria de Asia Oriental y Egipto, que posteriormente es obligada a emigrar por las tribus de raza negra, atravesando así el continente africano de norte a sur, hasta establecerse en el desierto de Namibia y Angola donde se mantuvo aislada durante mucho tiempo hasta que fue descubierta por los genetistas y productores sudafricanos. Su nombre se deriva de la región donde se encontraron originalmente las ovejas (Gross Damaraland) en Sudáfrica.
Y para saber más sobre esta raza, Tierra Fértil acudió con Francisco Javier Carrillo Pérez, uno de los precursores de estos animalitos en nuestro país, quien reconoce que lo prolífico de la raza Damara «le echó la mano» para que su rancho se fortaleciera cuando vivía tiempos difíciles.
El primer contacto de Francisco Javier con los Damara fue hace 15 años durante una exposición realizada en Guadalajara, pero haciendo un poco de memoria, comenta que hará unos 30 años que los borregos Damara pisaron suelo mexicano por primera vez en Tamaulipas, donde se ubica el mayor hato puro en nuestro país. Llegaron procedentes de Australia, porque por la carencia de protocolos sanitarios entre México y Sudáfrica, tuvieron que ser «triangulados» al país de los canguros y de allí viajar a nuestro país.
ACOSTUMBRADOS A «BATALLARLE»
El productor de ovinos jalisciense señala que los borregos Damara es una raza con 5 mil años de selección natural, «ellos seleccionan con quien se cruzan para no degenerar la raza», afirma. Además son animales muy rústicos que tienen extremidades largas y fuertes (ya que son descendientes de las ovejas piernas largas de Asia del Este y África del Norte) que les permiten recorrer grandes distancias en busca de agua y alimento.
Su cuerpo es largo, teniendo las hembras adultas un peso entre 50 y 70 kilogramos y los machos entre 70 y 100 kilogramos en condiciones de agostadero. Poseen una piel holgada y móvil con pelo corto y brillante de diferente color, pasando por el blanco, marrón, negro y pinto en sus diferentes combinaciones.
Una de las características que llaman la atención de estos animales es su cornamenta. Ambos sexos presentan cuernos, pero en las hembras son pequeños a diferencia de los machos que son grandes, abiertos y en forma de espiral. Por ello, hay quienes los confunden con el borrego Cimarrón que habita en las montañas del norte y noroeste de nuestro país.
La Damara está acostumbrada a «batallarle», es una raza adaptada naturalmente para resistir las condiciones climáticas extremas de África, y como ya se mencionó, su patrón de alimentación es muy similar al de la cabra.
MAESTRA DEL RAMONEO
Esto hace que sea muy adecuada para los sistemas extensivos de zonas áridas y semiáridas de México, aunque responde muy bien cuando se mantiene en condiciones óptimas de alimentación y manejo.
Al respecto Carrillo Pérez comenta que, en su rancho, los Damara enseñaron a los borregos de otras razas, que no tenían esta habilidad, a ramonear (consiste en pararse en dos patas y comerse las ramas de cualquier árbol o arbusto) el huizache.
«Aquí tenemos una hierba que podemos decir que es “mala” como lo es el huizache que invade mucho los potreros y es muy espinosa, pero ellos (los Damara) nada tontos, se comen todo lo verde y desechan lo demás».
La ventaja de esto, comenta Carrillo Pérez, es que el huizache tiene una vaina parecida al ejote, la cual contiene mucha proteína, por lo que si el animal come eso y lo complementa con un poco de zacate seco, puede subsistir perfectamente.
«Nosotros aquí los hemos “echado a perder un poquito” porque les damos de comer, los tenemos un poco más en semiestabulado, pero es una raza extremadamente rústica», afirma Carrillo Pérez al señalar los cuidados que reciben estos animales en su rancho.
DE LLAMAR LA ATENCIÓN
Otro detalle que provoca que los borregos Damara llamen la atención dondequiera que se paren, es su cola gruesa y ancha que les sirve de almacén energético. «Allí guardan grasa cuando las condiciones de alimentación son buenas y esta misma grasa es consumida después cuando las condiciones de alimentación son pobres o la borrega se encuentra amamantando a sus crías, y en el caso de los machos, cuando están en el empadre», señala.
El productor, por experiencia propia, asegura que tienen una alta tasa de fertilidad «ahorita estamos hablando de tres partos en 24 meses. Cada 8 meses tenemos un parto de ellas», afirma.
Sobre este aspecto, Carrillo Pérez señala que esta raza tiene una habilidad materna increíble. Siempre se manejan en grupos y sus crías invariablemente van al centro, cubiertos por dos cinturones de seguridad que lo conforman primero las hembras y luego los machos, para evitar que los depredadores se les acerquen. «Podrán morir ellos, pero las crías jamás», apunta Carrillo Pérez.
Y por si no fuera suficiente, otra de las virtudes de los machos Damara, dice el experto en ovinos, es que siempre están al cuidado de su rebaño, y ejemplifica: «los machos de todas las demás razas abandonan su rebaño, no andan con las borregas todo el día; en cambio los machos Damara nunca abandonan el rebaño, todo el año andan con él; si hay una borrega en celo, van la cargan y vuelven con el rebaño».
EN PELIGRO DE DESAPARECER
Francisco Carrillo Pérez comenta que él inició con 10 borregas Damara puras de registro y actualmente su rebaño es de 45 animales puros, y es aquí cuando suelta la mala noticia: «En la actualidad, no llegan a 100 los animales puros de esta raza en nuestro país, que estén registrados en los libros de la Unión Nacional de Ovicultores», señala.
Y es que el clima de inseguridad que priva en Tamaulipas impide que los ovinocultores que manejan la raza Damara, en este caso de Jalisco, tengan acceso a los rebaños puros que en el estado norteño tienen para intercambiar genética y evitar que se pierda esta raza en nuestro país, «la cual está ya en peligro, porque la consanguiniedad puede ya estar haciendo mella en ellos», alerta Carrillo Pérez.
Y abunda con tristeza que «(los tamaulipecos) venían cada año a la expo de Guadalajara, nosotros llevábamos nuestros registros, los cotejábamos con los de ellos y veíamos cuáles animales nos podía servir para seguir abriendo nuestras líneas genéticas, pero ahorita ya está completamente cerrado todo esto».
Ante este panorama, la alternativa para salvar de la extinción a estos interesantes animalitos en nuestro país, se encuentra en Jalisco donde existen dos ranchos (el de Francisco Carrillo y otro ubicado en el municipio de La Barca) que manejan esta raza.
«Tenemos diferentes líneas (los dos ranchos de Jalisco) y hemos tratado de abrirlas para poder renovar la sangre. Además se trabaja con las autoridades para ver la posibilidad de importar embriones de Sudáfrica, que es lo más factible, porque traer animales en pie es muy caro y complicado», señala Carrillo.
Y se complica y se encarece su importación porque, por lo general, estos animales llegan a nuestro país por barco, en avión es complicado porque, por sus características, no pueden estar mucho tiempo encerrados, «pues alcanzan un grado de estrés tan alto que llegan a morir. Por eso la propuesta es traer embriones», explica el experto.
Por esa razón, a cada exposición o feria que lo invitan, Carrillo Pérez «carga» con sus borregos Damara para darle mayor difusión a esta raza y que aumente su presencia en nuestro país. «Ahorita nosotros hemos tratando de mantenerla en el rancho, no es muy rentable esta raza, porque todavía la gente no la mete, pero nosotros seguiremos difundiéndola», señala Carrillo Pérez.
Y ojalá que lo logre para que a la Damara no le suceda lo que a otras razas ovinas que fueron introducidas al territorio nacional y que en la actualidad han desaparecido o se encuentran en pleno proceso de desaparición, como son la Polypay, Romney Marsh, Karakul, Cheviot, Border Leicester, Lincoln, Arcoat, Whiltshire y Montadale, por citar algunas, y que no quede sólo el consuelo de que su presencia en los rebaños contribuyó a incrementar la amplia diversidad genética que se tiene actualmente en el país.
SABÍAS QUE
De acuerdo con la Unión Nacional de Ovinocultores (UNO), en México se explotan ocho razas en forma muy intensa (Rambouillet, Suffolk, Hampshire, Dorset, Pelibuey, Black Belly, Katahdin y Dorper) que componen prácticamente el total del inventario ovino mexicano. Pero además existen pequeños núcleos de Saint Croix, Romanov, Texel, East Friesian, Damara, Charollais, Ile de France, Polypay, Columbia y el ovino criollo común.
SABÍAS QUE…
La selección es el proceso biológico que permite que cierto tipo de individuos produzcan más descendientes que otros. Es un proceso direccional en el cual únicamente a una porción de la población se le permite reproducirse. La base para la selección es la similitud entre padres y descendientes. Cada padre transmite una muestra aleatoria de la mitad de sus genes a su descendencia y el mérito genético de la descendencia depende del valor genético de los padres.
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