viernes, 24 de febrero de 2017

Señales positivas para la producción ovina


Las inclemencias climáticas como la sequía o las cenizas volcánicas complicaron al negocio en los últimos años. Ahora los especialistas esperan una reactivación.

La producción ovina argentina busca recuperar su espacio y en ese sentido, se establecieron las líneas estratégicas de las regiones de NOA, NEA y Cuyo, para trabajar en el desarrollo de proyectos que posibiliten mejorar la competitividad de esta actividad, que desde hace años viene jaqueada por diferentes contingencias que van desde sequías de varios períodos consecutivos, hasta el impacto generado por las cenizas volcánicas en los últimos diez años.

Desde la el área de ovinos los funcionarios trabajan en la definición de líneas estratégicas por región para canalizar los recursos, además de los establecidos por la Ley Ovina.

"La actividad muestra sus vaivenes, en función de los problemas climáticos que se produjeron, entre una sequía importante que afectó a las provincias de Santa Cruz, Chubut y Río Negro, que viene de varios años. La presencia del guanaco es otro problemas que afecta a la producción ovina en la Patagonia, porque compite por el uso del pasto y el agua, aspecto sobre el que se está trabajando desde el Gobierno", explicó al suplemento Agronegocios, Alejo Correa, Director de Ovinos del ministerio de Agroindustria de la Nación.

Argentina posee un stock estimado en los 14,9 millones de cabezas, con un leve crecimiento en la provincia de Buenos Aires, durante los últimos años, a consecuencia de la migración de las majadas desde las zonas afectadas por las cenizas de los volcanes Chaitén en 2008 y el Puyehue (Chile), 2011. 

El stock nacional, sin embargo, está muy lejos de los 32 millones relevados a principio de la década del `80 y más lejos aún de los 74 millones de existencia contabilizados a fines del Siglo XIX, principios del XX. El stock ovino de Argentina representa el 1,2 por ciento de los 1.210 millones de cabezas que se contabilizan a nivel mundial. China, Australia e India poseen la mayor población lanar. 

La actividad se desarrolla mayormente en la región patagónica, pero también hay un stock muy importante en Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires.

Más del 50 por ciento del stock ovino corresponde a las razas productoras de lana, Merino y doble propósito que involucra a las razas Corriedale, Rommey Marsh, Lincoln y Criolla. Mientas, las productoras de carne por excelencia son la Hampshire Down y la para la producción de leche se emplean Frisona, Manchega y Pampinta. Las cadenas de carne y de lana ovina son una de las más importantes del sector pecuario de Argentina.

La actividad genera a lo largo del año algo más de 3.000 puestos de trabajo formal y permanente para la rama de cría del ganado ovino. 

"Hoy tenemos algunos indicadores bastante optimistas en el último mes y medio porque hemos visto algunas reacciones positivas en el mercado de lanas en función de los pecios ofrecidos en el mercado internacional, un recurso escaso para la industria textil. Para las lanas sucias finas, se pagaban entre 4 y 4,5 dólares el kilo, y ahora se pasó a 5 a 6 dólares para las lanas de buena calidad", recordó Correa.

En los últimos años hubo una tendencia a producir animales de doble propósito (carnes y lanas), para equilibrar un negocio que había perdido rentabilidad por los precios ofrecidos para la lana en el mercado, "el cambio de tendencia se repitió en los países líderes como Australia o Nueva Zelanda, pero depende de la estrategia de los establecimientos y del sector en general", añadió el directivo.

La otra pata productiva de la actividad es la lechería y en ese sentido Correa aclaró que es el sector menos desarrollado, hay algunos establecimientos en la provincia de Buenos Aires y en algunas otras provincias, aunque en algún momento tuvo cierto auge, pero surgieron limitantes comerciales que impidieron darle sustentabilidad a la actividad que quedó en pocas manos y en pequeños productores que destinas su producción a ventas locales, con pequeños canales comerciales armados.

Financiamiento

"Estamos trabajando para lograr una mayor competitividad de la producción. Es que venimos de varios años complejos, donde todavía cuesta recuperar mercado y además hay que mejorar mucho la eficiencia de producción para generar mejores márgenes. Pero depende más de las escala de producción y de las condiciones en que trabajen los productores, tenemos distintas realidades. La competitividad es todo un desafío porque en el país tenemos zonas en las que se producen ovinos en zonas áridas o semiáridas y no hay otra alternativa ", detalló Correa.

Respecto de la Ley Ovina nacional, el directivo lamentó que con el correr de los años haya perdido poder económico en relación a los fondos de financiamiento con los que cuenta, que hoy suman unos 80 millones de pesos y a su vez tiene un sistema de crédito, a través de un fondo fiduciario que se recupera todos los años y genera intereses, con lo que alcanza un total de unos 170 millones de pesos. Aclaró también que cada provincia tiene una unidad ejecutora ovina y tiene la potestad de definir hacia donde se priorizan los recursos.

Funciona, además, una comisión técnica asesora formada por los referentes provinciales y nacionales que se reúne en forma periódica para discutir los objetivos y la distribución de los recursos.

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