Más 1.500 productores rurales inundaron las calles de la ciudad de Lyon con cientos de ovejas para reclamar el aumento de la población de lobos y los ataques que han sufrido sus rebaños
Exigieron más acciones gubernamentales después de la muerte de más de 8.000 animales desde el año pasado, todos atacados por lobos.
Los ataques, sobre todo en los Alpes y en el sur de Francia, han provocado un debate cada vez más duro entre los ganaderos y los activistas a favor de los animales, los cuales defienden “ferozmente” los derechos del Canis lupus, una especie protegida en Europa.
Los pastores de Aveyron, una región agrícola famosa por el queso Roquefort, aseguran que han tratado de proteger a sus rebaños con perros, vallas eléctricas y redes, pero nada sirve.
E insisten que es imposible vigilar permanentemente a sus animales, que a menudo se extienden sobre las colinas y las tierras boscosas por docenas de hectáreas.
Con más de 800.000 ovejas en Aveyron, es básicamente un festín para los lobos".
La leche de oveja utilizada para hacer el queso Roquefort tiene que provenir de animales que pastan al aire libre, dejando a los productores sin más remedio que exponer a sus rebaños al peligro.
El Ministerio de Agricultura ha dicho que quiere detener los ataques con su nuevo "Plan lobo" que está programado para ser negociado y puesto en marcha a partir de principios de 2018.
Los ganaderos reclaman al Gobierno que se retire al lobo de la lista de las especies protegidas para permitir su caza, ampliarla, y controlar su población, y que se otorguen ayudas económicas a los pastores por los gastos de protección contra los ataques, además de la creación de brigadas de intervención repartidas por todo el país que regulen los daños causados por estos animales en caso de depredación, e insiste en que Francia proponga ante la Unión Europea que el lobo sea retirado del Convenio de Berna, que regula su especie como una en peligro y prohíbe su caza.
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