Afirmó que existen hasta 45 sectores productivos diferentes que están vinculados de alguna forma con ese problema, por lo que la supervisión integrada de todos ellos resulta “compleja”.
Desde los pequeños productores hasta la industria de piensos o los grandes exportadores, todos están involucrados en el uso de antibióticos que afectan a distintas especies de animales y plantas, y que muchas veces acaban vertidos en el agua como residuos que contaminan el ambiente.
Lubroth dijo que están ayudando a los países a realizar sus propios diagnósticos, hacer las inversiones necesarias y gestionar el asunto, al tiempo que están elaborando documentos técnicos para dar a conocer las dinámicas de la resistencia a los antimicrobianos en la producción animal.
Esta reflexión de la FAO se da después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidieras en unas nuevas directrices que los animales para consumo humano no reciban antibióticos -para estimular su crecimiento o prevenir enfermedades- ya que pueden provocar el desarrollo de bacterias resistentes que son transmitidas a las personas.
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